diuréticos de síntesis, diuréticos xantínicos y diuréticos mercuriales. Estos últimos están indicados únicamente en los casos en que la retención de orina se debe a la formación de edemas (insuficiencia cardíaca). Los diuréticos xantínicos, como la cafeína, la teofilina y la teobromi-na, actúan por vasodilatación en el territorio renal y por aumento de la excreción de los cloruros, que desde el intersticio renal pasan a los tú-bulos arrastrando agua. Entre los diuréticos de síntesis están las sul-famidas inhibidoras de la anhidra-sa carbónica, como la acetazolami-da y la diclorofenamina, que, al aumentar el nivel de bicarbonatos en la orina, originan (por ósmosis) una mayor eliminación de agua. Las benzotiodiazinas, como la clorotia-zida y la fluorometazida, actúan impidiendo la reabsorción de sodio y cloro de la orina primitiva, con el consiguiente aumento de la eliminación de agua. Por último, los diuréticos antialdosterónicos, como las espirolactonas, bloquean la acción de la aldosterona, impidiendo de esta forma la reabsorción de sodio y potasio.